lunes, 23 de septiembre de 2019

Nota en eltresde.com

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El día jueves 19 de septiembre al atardecer, un incendio de gran extensión se propagó en los terrenos linderos a la Base Aérea de El Palomar. El fuego comenzó después de las 18 horas, entre la cabecera de la pista del aeropuerto y el arroyo Corvalán, en un espacio natural que desde hace años la comunidad viene exigiendo que sea declarado Reserva ecológica porque alberga numerosas especies animales y vegetales autóctonas.
Desde la calle Derqui podían verse las llamas de gran altura; las enormes columnas de humo oscurecieron la atmósfera rápidamente. El escenario era desolador. Gran cantidad de policías cercaron el área y tres dotaciones de bomberos trabajaron algunas horas. La intermitencia de las sirenas azules y rojas que irradiaban los vehículos de ambas fuerzas dibujaban una pintura trágica. El fuego arrasaba gran parte de lo que actualmente es uno de los pulmones verdes más importantes de la zona Oeste.
Por el momento, se desconoce el origen del incendio, pero es importante destacar las noticias recientes, ya que esta área es un territorio en disputa. Esta última semana, la jueza federal Martina Forns confirmó la restricción horaria para que el aeropuerto comercial de El Palomar solo pueda operar entre las 7 y las 22 horas, rechazando así el pedido de prórroga de cuatro meses que solicitó el gobierno a través de la ANAC. Con esta decisión, la jueza hace valer las demandas de la comunidad que, a partir de la apertura de la terminal aeroportuaria, viene exigiendo el derecho a descansar y la necesidad de proteger el ambiente sano. Esta última polémica se suma a muchas otras, pero principalmente a la inauguración forzada de un aeropuerto que comenzó a funcionar sin informar debidamente a los vecinos y sin cumplir las normas requeridas para un emprendimiento de estas magnitudes.
Existen numerosos intereses privados sobre el área verde lindera a la Base Aérea, especialmente el de construir un pabellón logístico ligado al aeropuerto. Pretenden colocar allí un depósito de containers, construir una autopista, extender sus pancartas del progreso. Y para desprestigiar este pulmón suelen describirlo como un territorio sin importancia, como un basural, como una extensión insignificante de yuyos que no tiene valor económico. Argumentan que mantener improductivos esos terrenos es característico del atraso y la barbarie. Y con esos silogismos justifican sus trabajos ilegales de desmonte, las quemas, los rellenos de humedales y descargas de escombros y basura.
Los grandes medios de comunicación divulgan que estos terrenos fueron cedidos para un predio de logística. Pero lo cierto es que se han solicitado informes oficiales sobre ese traspaso y nunca fueron expuestos públicamente. Esa estrategia de construir un relato vinculado al progreso y a la calidad de vida corresponde al usufructo del desconocimiento de las enormes mayorías, porque desde hace varios años que existe un reclamo para que ese espacio llamado Isla Verde sea reconocido como un área protegida, porque brinda oxígeno, alberga biodiversidad, porque da refugio a especies originales, porque hay humedales y un arroyo y un bosque de talar, porque regula la temperatura de toda la región circundante, porque evita inundaciones, porque absorbe carbono y tiene un potencial infinito para el conocimiento, la investigación, el turismo y la recreación de toda la población.
No puede seguir este espacio sin protección. Es necesario que sea declarado reserva cuanto antes. Hay 200 hectáreas. Y debemos salvar todas las que podamos.
Por Martín Flores

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