Nos duele la tierra cuando la enferman, nos duelen arroyos que envenenan, nos duele el fuego que nos quema la cubierta vegetal, nos duele el dolor de un árbol que cae, y el vuelo de los pájaros huyendo del fuego nos duele también.
Pero nos salvan las manos cuando se unen, la fuerza de tanta gente sembrando conciencia, los que nos sabemos parte de la naturaleza y no dueños de ella, nos salva si nos unimos para salvarla, un pequeño gran pedazo de ella, para salvarnos.
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