lunes, 24 de junio de 2019

"El granero del mundo”

Nuestro territorio fue llamado y es, el “granero del mundo”. Aún así, la mayor superficie de los ecosistemas que forman Argentina coevolucionan en climas áridos.
Las planicies que forman la región pampeana son producto de procesos de formación de suelo que luego de muchísimos años, logra capturar en su estructura, todos los componentes necesarios para el desarrollo de una gran variedad de cultivos y vegetación.
Minerales provenientes de erupciones volcánicas andinas son el componente de mayor riqueza de nuestro suelo, donde “lo que plantás, crece”: el Loess Pampeano. Un mineral que favorece, junto al clima templado y húmedo, la formación de un suelo con una estructura provista de, por ejemplo, Potasio sin la aplicación de fertilizantes o zonas donde el cultivo puede realizarse sin riego.
Tal vez, esto favorezca al hecho de que las condiciones originales de un ambiente con su biodiversidad, sean espacios de mayor eficacia en la absorción de agua.
La vegetación del suelo proteje las cuencas hídricas que reciben el agua que la tierra y las raíces no pueden retener. A su vez, el suelo presenta, enseguida por debajo de las primeras capas, mayor cantidad de arcilla, lo que dificulta el drenaje y la creación de cursos de arroyos temporales.
El cambio climático es un hecho y las demostraciones de consecuencias pueden verse en nuevas distribuciones de lluvias. Donde se estima que el clima en nuestro territorio se encuentra en un proceso de “tropicalización”, donde no sólo las temperaturas máximas son más altas, también las temperaturas mínimas. Lo cual acelera la evaporación.
Valorar, entonces, los servicios ecosistémicos de los pastizales naturales de, por ejemplo, Cortaderia selloana, uno de los emblemas de los pastos, que coevolucionaron con frecuentes inundaciones, constituyendo ambientes únicos que permiten la nidificación de aves, junto a su abundante fructificación que alimenta a una gran variedad de aves de pastizal.
Muchas de las especies se benefician con estos períodos, actúan como esponjas como ninguna otra vegetación, constituyendo un ambiente en sí mismo y amortiguando zonas de cultivo.
Constituyendo el último y mayor reservorio de biodiversidad de pastizal pampeano, siendo el ambiente más perjudicado por el avance de la ciudad. Los desmontes sin estudios ambientales serios previos pueden significar un gran riesgo para toda la población lindera.
Las esponjas naturales que constituyen los últimos relictos de paisaje original de la Pampa en la provincia deben conservarse para su estudio, fomento y restauración.
El suelo, el clima y los caudales de las corrientes se encuentran estrechamente vinculados en equilibrio dinámico. Un mayor conocimiento de nuestros recursos, nos permite construir un progreso que no vaya en contra nuestro.
Respetar los pulmones de la Tierra: acabar con la deforestación y eliminarla de nuestras cadenas de producción y participar en una planificación global para contrarrestar los efectos de cambios en el clima implica replantear el rol que tiene la naturaleza en nuestro mundo, y el rol que tiene la humanidad como parte de esa naturaleza.
Peticionamos la participación de profesionales idóneos en la realización de estudios ambientales serios que puedan actualizar las contundentes conclusiones en cuando a la sensibilidad ambiental de esta isla verde que finaliza este estudio impulsado por el gobierno local en 2009, realizado por investigadores de CONICET, Kalesnik y Sirolli.
Peticionamos a las autoridades ambientales provinciales, municipales, nacionales y a la comunidad en su conjunto se sumen activamente a la voz por la protección de la Reserva Natural “Isla Verde”.


0 comentarios:

Publicar un comentario